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Las planificaciones de los viajes a Túnez podría ser el peor remedio para calmar las ansias de un viajero aventurero. En Túnez, siempre hay un tesoro, que se puede descubrir siempre y cuando se vaya sin guía ni expectativas.

Mahdia es un lugar perfecto para comenzar con una aventura de viajes, ya que es pequeño, hermoso y tiene muy poca gente. Hay gente que se emociona apenas entra a esos llenos de gente, donde hasta los empujones son cuestión del día a día, pero Mahdia es un lugar distinto, un sitio menos turísticamente atractivo que Sousse, pero más interesante que un desierto incluso.

Si nunca habían oído hablar de los louage, deben saber que se trata de una furgoneta que opera casi como un autobús, y que para subirse a ellos, lo mejor es ir con el billete cambiado, para asegurarse que no les cobrarán demás. A 10 minutos caminando por la avenida Bourguiba, se encuentra la Estación Moncef Bey.

Salir de Túnez es para ir perdiendo poco a poco el sonido de la ciudad, el que se va transformando en un zumbido que más se acerca al sonido propio del viento. Los paisajes van pasando del color verde al marrón y viceversa, aplanándose en algunas áreas, donde se pueden ver cultivos de oliva. Allí, hay gente que trabaja por temporadas en la cosecha de olivos, bajo un sol intenso y a ratos, hasta agobiante.

Viajar hasta Mahdía toma unas tres horas. Ya en la Estación de Louage Mahdía, se puede coger un taxi que los lleve hacia el centro de la ciudad. Para llegar a la Medina, o el casco antiguo, hay que entrar por una puerta de arco, llamada Skifa el-Kahla. Ya dentro de ese lugar, se puede encontrar una única estructura que sobrevive todavía, como parte de la antigua ciudad de Fatimí.

En este lugar, se puede ver un largo túnel, donde los vendedores se han instalado con sus mercancías. Hay tiendas después del túnel, las que hacen pensar en un pequeño zoco, ya que vende las mismas cosas que hay en la Medina de Túnez.

En Mahdía se elabora un sándwich que es muy popular, llamado chapati. Se trata de un pan plano frito con queso, huevo, perejil, atún y pasta caliente tradicional tunecina. Todos los que lo prueban dicen que es delicioso.

Cerca del mar hay una cafetería que tiene un aire a las cafeterías griegas, salvo por su nombre, de origen árabe. La vista que se tiene desde las terrazas es tranquilizante y anímicamente prepara como para tomar rumbo a otros sitios que son de gran interés, como Le Fort, una enorme estructura antigua rodeada de un cementerio. Los contrastes de paisajes, son algo innegable. Lo moderno en Túnez, convive con lo antiguo, y así se pasa el tiempo de los viajeros que tienen la suerte de ir.

Vía/ Tunisia-live, Foto/ Pantagonica (Flickr)

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