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Túnez se está enfrentando a una calamidad económica, provocada por las revueltas y crisis políticas, que hicieron que el turismo bajara a cifras preocupantes.

Entre diciembre y enero, quedaron más de 200 muertos por las calles del país, y aunque los tunecinos hayan logrado sacarse de encima el régimen dictatorial de Ben Alí, hoy en día, la espera por los comicios para elegir una asamblea constituyente se hace eterna.

Túnez es un país que prácticamente vive del turismo, y con todas las revueltas, la economía del país ya ha perdido unos 1.600 millones de euros, esto sería un 4% del PIB, según las cifras oficiales. Los ingresos correspondientes al turismo ya han caído en un 41% solo durante el primer trimestre del año, y lo más probable es que el panorama futuro sea de más desempleo y pobreza.

La clase media se ha ido empobreciendo, y lo más probable es que las elecciones se aplacen hasta un par de semanas. El gran problema para llevar a cabo las elecciones, es la falta de personal, ya que se necesitan de unos 40.000 empleados para el escrutinio, además de unos 6.000 agentes y 1.500 centros de inscripción.

Aplazar las elecciones lo único que podría atraer es mayor inestabilidad al país, aunque estas obedezcan a problemas más relacionados con la logística que con lo político, como parece ser. Organizar las elecciones requerirá también, de dinero que provendrá de préstamos, lo que agravara aun más la enorme deuda contraída por Ben Alí en el pasado.

Foto/ (Ajimixx) flickr

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