Chebika se ubica en los faldeos de la Cordillera del Atlas y es uno de los oasis de montaña que hay por el lugar y no deja de llamar la atención de los que van de visita por ahí. Pasando el antiguo pueblo que yace prácticamente en ruinas, se comienza a abrir un sendero que lleva a la montaña.

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El poblado de Chebika fue abandonado tras la gran riada de 1969. El oasis recorre un trayecto que hace de la zona un paraíso en medio del desierto. Por las cercanías hay algunos comerciantes de flores, rosas del desierto y todo tipo de minerales y piedras.

Caminar por esta zona requiere paciencia y vocación de boy scout, dispuestos a pasar hambre, frio y calor en extremo, o al menos, sentir algo cercano a lo descrito. Es por esto que preparar un recorrido en esta zona requiere necesariamente de una preparación previa cuidadosa, ya que es muy fácil deshidratarse con el sol encima de la cabeza, quemarse con su intensidad y finalmente, perderse si no se lleva brújula.

El terreno es bastante firme y el oasis no es enorme, pero hay que andar con cuidado e ir pendiente de las condiciones del camino. Las dunas doradas del desierto merecen por cierto, un registro que sería imperdonable no llevar de regreso a casa.
Este lugar, cuando no hay gente por ahí circulando, es un lugar místico, donde uno se puede conectar con las fuerzas más increíbles y misteriosas, quizás sea porque la soledad revive a las leyendas del desierto y la guerra.

Foto: flickr

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