Los tunecinos, tal como lo hemos dicho en otras oportunidades, son conscientes de la riqueza de su propia historia, y esto se puede ver reflejado en los mismos nombres que utilizan para bautizar sus negocios, como los hoteles y restaurantes. Ulises, Aníbal y sus elefantes, sobre todo Elyssa “el aventurero”.

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Según el relato de Virgilio, Elyssa es el nombre fenicio de la legendaria princesa Dido, que fundó Cártago en 1814 antes de Cristo.

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Para recuperar imaginariamente el pasado de Túnez, no es suficiente observar, sino que también hay que llegar a esos sitios antiguos a inspeccionar detalladamente a fin de resucitar ese pasado glorioso con los romanos en pie de guerra ahí.

Existen algunos restos de la antigua ciudad, que se utiliza para estirar más de 60 kilómetros cuadrados de Sidi Bou Said hasta La Goulette. Por otra parte, los restos están esparcidos entre las casas que hoy componen un rico suburbio de Túnez. En Cártago hay incluso refugios que aluden a un pasado presidencial, situado junto a los baños termales de Antonino. Al visitar los baños, hay que tomar fotos con cuidado, ya que este es uno de los sitios mejor conservados del Cártago. Por las afueras del palacio están siempre los guardias presidenciales, que prohíben tomar fotos de ellos.

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Hay que ir a visitar los estanques del puerto púnico, el que puede ser visto al lado del foro romano. Tenga en cuenta que los cartaginenses fueron los rascacielos de madera de seis o siete pisos de altura y fue por esto que la ciudad fue completamente destruida, según la voluntad del Senado Romano en el año 146 Antes de Cristo.

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Si tienes algo de tiempo, ve en busca de la Tophet, el santuario legendario, donde los cartaginenses sacrificaron, según dicen, cientos de niños. Los arqueólogos se encuentran divididos en torno a ese tema, incluso algunos creen que eso es una leyenda negra que se invento para calumniar a los romanos.

Vía: azureva

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