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¿Podría Túnez mejorar su bienestar con el desarrollo de una economía verde?. Hay quienes dicen que sí se puede, pero hay algunas barreras que primero se deben superar.

Mirando las últimas estadísticas nacionales de pobreza, se puede ver que en Túnez hay 1,2 millones de personas que viven en la pobreza y casi el 75% de ellos se encuentran en zonas rurales y agrícolas.

Hay quienes ven en el campo un potencial enorme para desarrollar empleos verdes en el país. Otros ven soluciones económicas sólo en los grandes proyectos industriales, y esa es la tónica en general, porque casi nadie piensa en los proyectos pequeños y locales que implicarían desalinizar, poner paneles solares, turbinas de viento y conservar el agua.

En una economía verde, las actividades comerciales que implican baja emisión de carbono son incentivadas, y ya hay muchos que abogan por el desarrollo de este tipo de economía en Túnez, pero falta voluntad política.

Históricamente, Túnez se caracteriza por la falta de competencia y hostilidad a la inversión extranjera que quedó como reminiscencia del antiguo régimen de Zine el-Abidine Ali Ben. Hoy en día, las leyes son adecuadas y se podrían dirigir a una economía verde.

Lo que le falta a Túnez hoy en día, es la voluntad política de generar una perspectiva de economía verde. Si bien hay muchos incentivos para la creación de empleos, ninguno pertenece al desarrollo de una economía verde. Este planteamiento podría ser aplicable a muchos otros países del mundo, que tienen enormes campos y recursos naturales que podrían explotar, pero que hasta los mismos ambientalistas con su excesivo proteccionismo, bloquean en sus posibilidades de uso útil para la misma gente que vive inserta en esas comunidades. Casi nadie quiere asumir el costo de desarrollar una economía, ni aunque sea verde, a veces.

Vía/ Tunisia-live, Foto/ Flickr (Shanks)

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