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Si vas a pasar tus vacaciones en Tunez, debes saber que la Gran Fiesta de Aid El Kebir, tiene lugar al finalizar el peregrinaje anual hacia La Meca, y ser parte de esta fiesta, es obligatoria para cualquier musulmán, al menos una vez en la vida.

Este año 2011, esta fiesta se celebrara el 7 de noviembre, aunque esta fecha se rige por el calendario musulmán, que no permite conocer con precisión la fecha, al igual como sucede con el Ramadán.

La Fiesta de Aid El Kebir recuerda el sacrificio de Abraham con su hijo Ismael, que según el Antiguo Testamente, debía sacrificarlo para demostrar sumisión a Dios, pero al minuto de ejecutar la matanza de su hijo, Dios le ordenó ejecutar en su lugar a un cordero.

Es por este motivo que para la fecha cercana a esta fiesta, los animales suben de precio, y a pesar de ello, las familias se esfuerzan por comprarlos para cumplir con la tradición. La fiesta dura varios días y incluso se ha vuelto habitual comprarle a los niños ropa y zapatos nuevos, lo que encarece la celebración.

Hay quienes en un intento de ahorrar, compran su cordero con un mes de antelación, y conviven con el en sus casas. Otros esperan a último minuto, cuando bajan sus precios. Este fenómeno es parecido a lo que pasa con la fiebre navideña.

Para el día de la fiesta se sacrifican unos tres millones de corderos, por lo que el Mar de Tánger se tiñe de rojo ese día. Las calles, como se imaginarán, con tanto sacrificio animal, huelen fuerte, y en las esquinas se acumulan las tripas.

Antes de degollar al animal, hay que desangrarlo para que bote la sangre impura, como dice el Corán. Después se infla el cordero y se comienza con el despiece. El primer día se comen las tripas y los principales órganos del animal, después, en los días siguientes, se comen las demás partes del animal. Las pieles se dan como donación a las mezquitas, que se las dan a los pobres, al igual que la carne sobrante, o se les venden a los curtidores.

Por tratarse de una fiesta religiosa, la Gran Fiesta de Aid El Kebir no admite el consumo de alcohol, y por la masividad de concurrencia, se hace difícil para los turistas, desplazarse.

Foto/ (Jerome de Lisle) flickr

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