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Túnez es hoy, una ciudad casi irreconocible, con coches destrozados, comercio destrozado, barricadas de basura y pilas de estiércol.

La ola de violencia que ha afectado a Túnez en los últimos días, está lejos de calmarse, y es por eso que las autoridades han declarado un toque de queda nocturno.

Las protestas comenzaron con el caído presidente Zine El Abidine Bel Ai, y hoy continúan contra el gobierno de transición.

Hay gente saqueado los grandes almacenes y prendiendo fuego a los autos que ven parados por las calles. Los únicos que han podido restablecer algo del orden, ha sido el grupo islamista Ennahda, que ha tomado medidas para evitar más saqueos, protegiendo a las personas. La forma en que lo hacen, es conversando con los jóvenes que causan los focos de violencia.

Pero las noches, están lejos de separarse del terror, porque apenas oscurece, manadas de jóvenes aparecen obligando a los automovilistas a parar para registrarlos y robarles. Los que no cooperan, se ven violentados.

Los islamistas están restableciendo la calma y recuperando algunos bienes, que mantienen en una mezquita para devolverlos a sus dueños.

La desesperación parecía ser la tónica del fin de semana recién pasado, pero muchos se aprovechan de la crisis para causar más destrozos y daños. Los protagonistas de esta guerrilla civil contra los mismos civiles, son jóvenes de entre 15 y 20 años, que solo se aprovechan del pánico, de la delicada situación política del país, y de lo que está sucediendo en el entorno. Ir a Túnez por estos días, es una locura.

Vía/ google

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