Las Termas de Antonino, fueron y son actualmente, las ruinas más significativas de los monumentos romanos, aunque fueron destruidas por los vándalos, por lo que hoy sólo queda la parte inferior, además de los serpenteantes sótanos.
En las entrada de las ruinas se mantiene un encanto original, que todavía preserva ese camino bien demarcado que llevaba a las termas, mientras los alrededores exhiben vistas impresionantes que merecen ser retratadas una y mil veces.
En el jardín del yacimiento se visualizan estelas púnicas y romanas, mientras un poco más allá, la capilla bizantina se erige indeleble al paso del paso. La columna frigidarium es la más llamativa de todas, con sus 15 metros de altura.
Estas termas son las más grandes de África, y se llaman así por Antonius Pio, un emperador romano que gobernó Roma en el II siglo después de Cristo.
Al lado de las termas se encuentra el Palacio Presidencial de Túnez, aunque los guías de las excursiones siempre advierten que no se debe sacar fotos ni videos de esa casa presidencial, aunque si se puede fotografiar las termas y otros vestigios cercanos.
Visitar las termas es un recorrido muy interesante y melodramático, porque mientras se camina alrededor de ellas, uno puede irse imaginando lo que podría haber existido en el pasado, y es como una película que no termina de impactar.
Las Termas de Antonino se encuentran mirando hacia la orilla del mar, por lo que desde allí, la vista es bellísima, tranquilizadora y inspiradora, apta para cualquier poeta que quiera sacar su mejor prosa.
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